martes, 22 de septiembre de 2015

A diferencia de usted... yo si se amar



No he mirado otros ojos con el deseo de quedarme en su vida... Ya sabe a qué me refiero, a esa forma única de mirar a la persona que se ama, cuando no deseas otra cosas más que quedarte en su recuerdo, pero sobre todo vivir en su corazón. 

A diferencia de usted, yo no podría besar otros labios con la misma intensidad y pasión con que beso los suyos, no desearía abrazar a nadie después de un largo día. 

No tendría el corazón para amar y entregarme a alguien más como lo hago con usted cada vez que estoy a su lado. 

No tendría el coraje de compartir mis instantes a lado de un desconocido, de dedicarle tiempo a quien no se lo ha ganado. 

A diferencia de usted, no podría renunciar a lo que hemos vivido juntos, no pediría un tiempo para saber lo que realmente siento, no podría perderlo para darme cuenta que lo he encontrado y que a su lado tengo todo lo que soñé. 

A diferencia de usted, no correría a los brazos de nadie, no renunciaría a las risas compartidas de tantos años, a las lágrimas derramadas por simplezas, a las tardes de enojo y a los sueños construidos en nuestra habitación.

No podría ignorarlo ni un instante, no pediría que se fuera de mi vida creyendo que será feliz sin mí. 

A diferencia de usted, no sería una cobarde huyendo de mis sentimientos y de lo que sólo usted provoca, no diría NO, tampoco diría DESPUÉS, no traicionaría lo que siento y me arriesgaría por compartir mi vida a su lado. 

A diferencia de usted amor, no me resignaría con un instante a su lado, porque lucharía por una vida junto a usted. 

Porque no soy la clase de mujer que se entrega a medias, tampoco la que espera que la valoren, sé lo que soy y lo que tengo y cuál es mi valor, lo que me sobra y lo que me falta, sé lo que doy y lo que puedo dar. No soy la clase de persona que espera una migaja de amor cuando puede tener el banquete completo. 

Porque a diferencia de usted yo sé entregarme leal y honestamente sin traiciones, sé luchar por lo que quiero, pero también sé decir adiós cuando es suficiente; a diferencia de usted, valoro los momentos a su lado... 

Y lo único que deseo en esta vida y después de ella, es amarle como sé amar, con un solo corazón entregado a este amor.



Autor: Jacki Ra. So

domingo, 13 de septiembre de 2015

Mi Primer Amor...



Todos hemos caído rendidos ante la magia del primer amor. Imposible olvidar aquel sentimiento de inocencia, el cual creías que sería eterno. 

Ni las mil emociones que invadían tu ser, al tener cerca a esa persona que rodaba por tu mente todo el día. Tampoco las locuras, producto de tu ingenuidad, que hiciste por él o ella. Sí, en este momento te vino un nombre a la mente y acabas de recordar viejos tiempos a su lado.

El primer amor, no siempre es la pareja con la que dio inicio nuestro historial de relaciones sentimentales, tampoco aquel enamoramiento de la adolescencia que te produjo ensoñaciones melosas y hasta ridículas. 

No, el primer amor, es ese sentimiento intenso que te llega hasta lo más profundo, que te atrapa en un torbellino de emociones, elevándote a un paraíso de pasiones hasta el momento desconocidas. Es el descubriendo de un amor que no sabes que podías llegar a sentir. Todo es nuevo y maravilloso, hasta la ilusión de permanecer toda una vida junto a alguien. Concibes a esa persona como única, especial y llena de virtudes.

El olvido se torna largo y algunas veces, simplemente no llegamos a olvidar, pero sí a superar, el afecto cambia para sólo convertirse en un recuerdo de largas caminatas, románticos atardeceres, besos y caricias que guardamos celosamente en nuestra memoria. Cada vez que estos bellos momentos, se asoman por nuestra mente, llevándonos por la senda de las dulces memorias de aquel amor que nos llevó al cielo por primera vez, sonreímos en secreto, sintiéndonos nostálgicos por aquello que llegamos a sentir y nos hizo tan felices.

No es que al primer amor se le quiera más, simplemente es más vehemente porque en él reside la magia de descubrir algo nuevo y fascinante, una pasión inexplorada y completamente irracional, una veneración por alguien más allá de nuestro entorno fraternal. Es tan extraordinario ese sentimiento, que llegamos a ignorar que algún día puede terminar, ahí radica lo maravilloso: el creer que es eterno. Por otro lado, los demás afectos que surgen después de la tormenta que ocasionó el amor, vienen acompañados de un arcoíris y algunas veces días nublados, no es que sean mejores, simplemente ya no amamos con esa tierna inocencia de aquel delirio amoroso, nos convertimos en seres precavidos y hasta temerosos de las consecuencias que conlleva el enamorarnos nuevamente; volviéndose amores más adultos, más conscientes, más apegados a la realidad.

Relaciones amorosas llegaremos a tener muchas, unas nos van a marcar y otras simplemente quedaran en el olvido, pero hay una, una en especial que siempre conservaremos en nuestros corazón y en nuestra memoria: 

EL PRIMER AMOR


Autor: Liz Barojas

jueves, 3 de septiembre de 2015

Lo Que Yo Quiero De Ti...



Los tropiezos de la vida me han enseñado perfectamente qué quiero y qué no. Es muy simple.

Si un día me hallas y comenzamos un viaje juntos no me prometas un PARA SIEMPRE, tampoco una relación perfecta como hacen algunos ingenuos, no quiero que me bajes la luna, con que me cuentes los lunares será suficiente, no me vendas simulacros, no me pidas que explote mis dotes culinarias para ti porque eso es fallo al seguro, no quiero lenguaje histérico ni enlodarnos con la monotonía, tampoco dejar de fluir en nuestros espacios ni dejar de respetar la individualidad, no quiero olvidarme de mis amigos ni de mis motivaciones. 

No quiero silencios incómodos que dicen más que mil palabras.

Sabiendo lo que no quiero y dejando que pases mis murallas lo que espero de ti es QUE PROMETAS, QUE AMANECER A TU LADO, SERA LO MEJOR DEL DÍA, que el amor será compartido: tuyo y mío;  que nuestro viaje valdrá las risas, que crearemos un imperio de “TE QUIEROS”, de caricias y cosquillas, promete que tus manos olvidarán mi cuerpo cada día y al recorrerlo experimentarás nuevas sensaciones como si fuera la primera vez, mírame como si fuera poesía, promete que el niño que nos habita saldrá a jugar muy seguido, que seremos irreverentes, que me curaré muy pronto de ti si es que acaso un día debemos cerrar el ciclo, promete estar atento a los ruidos de mi alma, a los días grises y sacar un paraguas de colores en su caso.

Yo por mi parte corresponderé a tus promesas, pero si al final éstas se las lleva el viento, entonces mirémonos a los ojos y volemos.

Autor: Ariadna Rodriguez 

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Quisiera haberte conocido antes...


No por cobardía, ni por falta de agallas, pero es que llegaste en el momento menos indicado a mi vida. Porque tal vez la historia que me planteas podría ser una de las más hermosas que nos pudo ocurrir a ti o a mí. Pero debimos conocernos antes, es la verdad. Tu insolente, pero hermosa mirada me causa estremecimiento cada que la encuentro, y no es exageración, esos ojos tuyos pueden reflejar las maravillas de tu alma, y me llevan a imaginarte a mi lado, puedo perderme en esos ojos, sin ganas de ser rescatada.

Pero debimos conocernos antes, no porque ahora no brilles con plenitud, o mis fuerzas para querer se hayan agotado; debí conocerte antes porque antes habría sido más sencillo. Y no es por egoísmo que te digo esto, pues a pesar de no deber, me has cautivado. Y fue lo inesperado de tu presencia, tu sonrisa autentica y llena de vida, tu mirada, esa mirada… Fue tu andar lento y pausado frente a mí, dándome a saber que ahí estabas. Posando cínicamente tus ojos en los míos, sin dejar nada a la malinterpretación, me atrapaste. Y no me arrepiento de eso. Pero debimos conocernos antes.

Porque ahora, aunque la fuerza con la que tu cuerpo me llama, la magnitud de tu presencia cuando, por casualidad, llegas a verme lejos del mundo, ahora no es posible. Mi vida y mi tiempo están ocupados por alguien, una persona que elegí hace tiempo, que tal vez ha perdido las insistentes ansias de enamorarme, pero está a mi lado. Por eso debimos conocernos antes. Porque aunque admiro tu valor de apostarlo todo por alguien como yo, alguien sin  la fuerza que tú tienes en una sola pestaña, no es posible más. Quisiera darte más, quisiera no querer darte más, pero lo quiero. Tú mereces más.
Debí conocerte antes, y créeme que sin dudarlo habría caído en tus brazos, porque eres de quien siempre espere enamorarme, tan cínico y a la vez sincero; con esa encantadora mirada que arranca una sonrisa a quien la vea, pero más aún por tu alma que no sé si es solo apariencia, pero irradia bondad, sencillez, pero también un gran orgullo. No se describirte, solo entiendo que eres especial. El hombre más especial que he conocido en mi vida. Pero debí conocerte antes. Antes de que la historia de mi vida estuviera tan escrita y tan establecida, antes de que el amor fuera prohibido. Aunque tal vez el encanto de ti es que llegaste ahora, sin avisar, sin preguntar si podías entrar; sin maldad a fin de cuentas, pero provocando tempestades.

Lamento tanto que así sean las cosas, lamento mirarte frente a mí y no poder lanzarme a ti, no poder besarte y tocar tu rostro; pero es así como debe ser, porque algún día miraremos al pasado y nos encontraremos en la memoria, tal vez agachemos los ojos, pero una tímida y sincera sonrisa terminará por dibujarse en nuestros labios, tal vez nos preguntaremos que habría pasado de haber sido posible nuestro tiempo; te prometo que será un momento único y mágico, que nos llenará de esperanza, te prometo que nuestra pequeña historia vivirá para siempre en nuestros corazones, siempre estará ahí con la fuerza de la nostalgia y la bondad.


Te quiero y es lo único que puedo decirte en este instante; nada quisiera más que haberte conocido antes, ojalá te hubiera conocido antes…


Autor: Celia Odette